Andros presbítero Mysterium vitae
Andros presbítero Mysterium vitae

¿TRAJE CLERICAL NECESARIO?

DEBATE ABIERTO POR UNA HOMILIA DE UN OBISPO.

 

 

 

    ENTREVISTA REALIZADA POR EL PERIODISTA JOSÉ LORENZO A MI ENTRE OTROS CLÉRIGOS SOBRE LA CONVENIENCIA DEL TRAJE TALAR.

 

1.- ¿Crees que es necesario en la actualidad vestir sotana, clergyman o hábito para dar señal del hecho religioso en medio de una sociedad secularizada como la nuestra?

    El mejor evangelizador que ha existido en una sociedad pagana (que según el Cardenal D. Fernando Sebastian, es en lo que se convierte una sociedad secularizada), es Jesucristo. Y aunque los que lo mataron si se uniformaban y vestían de manera distinta a los demás, ÉL no se distinguió nunca por sus vestiduras de los demás. De hecho Judas tuvo que besarlo para la soldadesca pudiera saber quién era.  La famosa túnica inconsútil que se sortearon los soldados, era la que Herodes le puso para ridiculizarlo como rey, delante de Pilatos y su pueblo. Ni siquiera era su traje habitual. Ni los apóstoles se distinguieron tampoco por sus vestimentas y son los pilares de cualquier evangelización que pueda existir, pues estamos edificados sobre su fundamento. El Papa Celestino I, enseñó que no se evangeliza por los “afeites ni por las vestiduras” sino por la entrega del corazón a Cristo y su Evangelio. Y el refranero popular también recoge el sentido profundo de esta enseñanza: “El hábito no hace al monje”. De modo que si Cristo, los apóstoles y otros muchos, no han necesitado vestirse de manera distinta para extender el Evangelio, no veo por qué, nosotros estamos obligados a hacerlo de otra manera. Hubo grandes sacerdotes que evangelizaron con sus trajes talares, pero hubo otros mucho antes, tan grandes sacerdotes como ellos que evangelizaron y no lo hicieron con sus vestidos. No creo que sea el vestido lo que la sociedad secularizada y pagana, necesite para acercarse a Cristo sino una vida cristiana en espíritu y en verdad. 

2.- ¿Qué aporta el uso de la vestimenta religiosa a la labor apostólica?

    La vestidura talar (hasta los talones, que es lo que eso significa), lo que aporta es la distinción de la condición canónica de clérigo, respecto del seglar. De modo que lo que en mi opinión refuerza es el clericalismo tan ajeno a toda sinodalidad en la Iglesia. Luego hay sacerdotes que con sus trajes talares, son buenos curas, como también los hay que sin ellos, son presbíteros excelentes. La labor apostólica no consiste, en el caso del clero diocesano, en ponerse un trozo del plástico rodeando el cuello. Tampoco el traje talar es indicativo de austeridad porque una sotana, o una camisa clerical, son prendas bastante caras. De hecho el Negro, como color, no fue expresión de pobreza ni renuncia, sino de esplendor. Dicho tinte era muy difícil de conseguir, había que traerlo de América, por ello, vestirse de negro era una señal de enorme elegancia, de gran poderío económico y de notoriedad imperial. Por algo fue conocido como “vestirse a la española”, porque era el imperio español, el que ostentaba tal riqueza. Así que el negro se impuso entre el clero para señalar que su condición sagrada, lo elevaba por encima del pueblo fiel como una casta con mayor dignidad. Nunca ha sido barato vestirse de clérigo. Basta acercarse a una tienda de prendas religiosas y se podrá comprobar lo que digo. No nace pues la vestidura clerical como un servicio a la labor apostólica, sino como una diferenciación respecto de los seglares por parte de los clérigos. Así que para entender que respuesta debemos dar a esta pregunta, antes es preciso leer Mateo 23. 

3.- ¿Por qué usas o por qué no usas vestimenta religiosa?

    Salvo en una procesión (donde todo el mundo se pone algún hábito), no la uso jamás porque Jesucristo nunca la usó. Y a quien sigo por llamarme cristiano es a Cristo. Cristo es el que me salva. Y todos los demás somos salvados por Cristo. ¡Sígueme! Es su llamada. Y nunca ha sostenido ni el Señor ni tampoco los apóstoles que haya que revestirse de telas, de uno u otro tipo. Podrían haberlo dicho, porque los saduceos, fariseos, levitas, y escribas, si lo hacían. Pero jamás dijeron tal cosa. Nos mandaron revestirnos de amor, y no considerarnos por encima de los demás, sino vivir junto a ellos como sus hermanos. Sabiendo que sólo tenemos un Padre y un Maestro. Y no pretendiendo mayores honores. Todas estas vestimentas son fruto del espíritu de otros tiempos muy posteriores, y se imponen, por motivos expúreos al Evangelio, muy distintos de los que algunos ahora expresan. Pero igual que hay quien lo valora, hay también mucha gente que cuando nos ve vestidos de traje talar, nos llaman cuervos o cucarachas. Y lo ven como una expresión de una casta funesta: “el clero”, convirtiéndose esto en una barrera para ellos. Su enfoque es superficial, y quizás frívolo, pero no menos superficial y frívolo que juzgar mal a un sacerdote porque no se adorne o vista de un modo diferente a los seglares, conformando sus vestidos con los dictados de los  que nos quieren uniformar. Un hombre es uniformado en el ejercito para que sepa que tiene que hacer y que rango ocupa, igual ocurre en los hospitales, pretender hacer eso con las gentes de religión, no deja de ser una interpolación de elementos extraños al cristianismo, venidos de fuera, de ámbitos muy alejados de Cristo Jesús y su Evangelio.  Realmente no creo que para Jesús sea fundamental como me visto y creo que reprueba, que por mis vestiduras pretenda ser más o mejor que nadie. Los sacerdotes paganos y los de los hebreos si lucían vestiduras distintivas y uniformes. Pero Jesús y sus apóstoles, jamás se vincularon con ellos en eso. Es más a Jesús se le acercaban por su forma de ser y de actuar y no por su forma de vestir, de hecho, la samaritana y el ciego entre otros, tuvieron que preguntarle quién era porque no le conocían. No le hacían falta letreros para que la gente viniese a confesarse con Él, como algunos dicen con gran frivolidad. Por eso siempre he creído que si le hubiesen preguntado a Jesús sobre este asunto hubiese respondido de este modo: “Maestro ¿Hacia dónde debo ir? ¡Vé donde respeten tu alma, no donde respeten tus trajes!”.

POSDATA: Aunque como he dicho en alguna ocasión la he usado en eventos muy singulares (procesiones o visitas al Vaticano y esas cosas), hago firme propósito de no usarla más. Porque aunque nunca he juzgado a mis compañeros que usan traje talar, de un tiempo a esta parte, veo como muchos presbíteros y laicos neocons, me señalan, critican, juzgan, y hasta agreden verbalmente. Incluso ahora ya algunos obispos empiezan a afear y ningunear, cuando no acosar y perseguir, a los pocos que vamos quedando que no usamos traje talar. Y conste que como dice mi amigo Robles, desde los tiempos de Juan Pablo II, que el traje talar se ha vuelto a poner de moda, la secularización no se ha detenido sino más bien al contrario se ha agravado, desde que somos minoría los que no nos disfrazamos de nada ni nos asustamos de ser sacerdotes seculares sin uniformarnos de clérigos. Por eso ahora es cuando más quiero ser expresión viva de que la encarnación es la sacralización de lo secular, sin travestirlo ni disfrazarlo, sino descubriendo su misma alma, inserta en el misterio de Dios.  

 

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