PEQUEÑAS PROPUESTAS ESBOZADAS TRAS LAS LECTURAS DE OTROS ESTUDIOS y algunas reflexiones más.
0. ¿Leví o Mateo?. Siempre he supuesto que ambas cosas. Como la mayoría de los que han leido los evangelios. Creo que pocos discuten esto. Pero yo albergo una hipotesis que no creo que comparta la mayoría, pero no me importa, es la mía, y he de reconocer que espiritualmente me ayuda mucho.
El escándalo de que Mateo sea publicano es porque es de la tribu de Leví. Y su misión no es dedicarse a hacer ricos a los romanos y de camino a enriquecerse él. Sino servir a Dios. Quizás como los otros hebreos no cumplian del todo con su misión de mantener a los miembros de esa tribu, Mateo, se buscó la vida, aunque para ello tuviese que profanar su misma condición sagrada desde su mismo nacimiento en la familia de la que formaba parte y que según la ley de Moises tenía atribuciones propias. De modo que quien debía decidarse a servir a Dios se dedicó a servir al Dinero. Y como bien nos enseña Mateo no se puede servir a estos dos señores. Se ve que sabia de lo que hablaba.
Esta opinión mía, explicaría que este evangelista tuviese tan buen conocimiento del hebreo clásico. Y también que conociese tan bien las Sagradas Escrituras que tanto cita. Algo nada extraño en un hombre que ha sido formado en su casa, desde niño, para ser levita. Y de ahí igualmente que el empeño de Cristo Jesús de arrancarlo de su actual condición de vida fuese tan importante. Realmente es la parabola de la oveja perdida en acto. Eso representa Caravaggio en su famosa pintura sita en Roma en la Iglesia de San Luis de los franceses. Hay testimonios de santos padres y estudiosos que me llevan a afirmar eso, y que han sido publicados en diversos estudios: Papias, Jerónimo, Ishodad de Merv, Juan Crisostomo, Panteno, Orígenes, Eusebio de Cesarea y supongo que podrían citarse más.
Pero quiero dar un paso más. Estoy con Juan Crisostomo cuando afirma que por ser hijo de Alfeo, Mateo es hermano de Santiago el Menor, hijo tambien de Alfeo. Ambos serían levitas. Hebreos de pura cepa. Y en concreto conocedores del mundo fariseo y por tanto críticos estupendos frente a sus interpretaciones. Mateo conoce muy bien lo que dicen. Además entre la carta de Santiago y el Evangelio de Mateo hay múltiples coincidencias. Entre ese Evangelio y esa carta hay una simbiosis perfecta. Y no deja de ser llamativo que sea Santiago la cabeza de la Iglesia judeocristiana y máxima autoridad cristiana en Jerusalen durante no poco tiempo. Otro hijo de la tribu de Leví. Siempre me ha gustado pensar que Santiago el menor, está representado en el cuadro de Caravaggio. En mi opinión es el joven que cuenta el dinero, sobre el que también cae el haz de luz, y al que no sólo señala Cristo, sino también Mateo. Parece que oigo decir a Mateo: “no me basta que me salves a mí, aquí hay otro hijo de Leví, que necesita verse liberado del imperio de las tinieblas”. De este modo, esta gran obra pitctorica, representaría la vocación de san Mateo y la salvación de su hermano Santiago el que era menor que él. Y quizás ,sigamos opinando, ese hecho se produjo en la cena posterior al encuentro entre Jesús y Mateo. Dos hijos de leví salvados del culto a Mammón y para escándalo de los judios. Menudo par de prendas: dos levitas dedicados a amasar dinero para Roma, olvidando su condición sagrada. Carne de infierno, para ellos, sin rendención posible. Pero no para Jesús, no para el maestro y pastor experto en salvar ovejas perdidas. Eso pienso sobre Mateo y Santiago el Menor, amigos y hermanos. Esa es mi sencilla hipótesis en particular. Como la que me lleva a pensar que el autor de la Carta a los Hebreos pudo ser perfectamente Apolo en comunión con Pablo. Si los demás opinan, igualmente puedo tener derecho yo. Un Abrazo.
0. Quien vive con fe en la vida, vive la vida con ilusión. Quien no tiene fe en la vida, la vive desilusionado. Sino crees que la vida merece la pena, creerás que no la merece. Quien vive la vida con esperanza, afronta el futuro con aliento y fortaleza. Quien vive la vida sin esperanza, afronta el futuro deprimido. Quien ama la vida y todo lo vivo, lucha por ella y por ellos, por defender la vida y por hacerla más plena. Quien no ama la vida y todo lo vivo, la vive con indiferencia y sin implicarse, no le importa la destrucción de lo vivo o que la vida exista de cualquier manera, aunque sea sin plenitud alguna o muy mermada. Yo por mi parte quiero dejar claro que hasta el último de los átomos de lo que existe me parece importante porque lleva tu sello, tu huella que me es tan amada, y me habla de Ti. Y sé que creer en Ti, Jesús, me llena de fe en la vida. Me inunda de esperanza cuando vivo. Y me enamora de la vida hasta límites insospechados. Así que cerca de Ti sé que la luz me reviste y las tinieblas se alejan de mí. Nunca dejes que tu Santo Espíritu se aparte de mi corazón. Pues “Solo Tú tienes, para mí, palabras de Vida Eterna!”.
0. El Espíritu Santo nos permite llamar a Dios: ¡Abbá!. Si sé que eres mi Padre es porque el Espíritu me lo hace ver. Si sé que eres nuestro es porque el Espíritu me hace descubrir al otro como hermano mío y a mí como Hijo tuyo. Tu Espíritu me hace saber que eres nuestro, de todos, tan nuestro como nuestra propia vida. Gracias a tu Espíritu veo como tu Reino viene, y me lleno de esperanza en que un día vendrá en plenitud. Así que cuando pido que venga tu Reino sé que estoy pidiendo que venga tu Espíritu y que como motor de la historia nos conduzca al buen puerto de tu infinita gloria donde Tú lo serás todo en todos. Tu Espíritu es el que hace posible en mí y en todos aquellos que lo dejan actuar, que se haga tu voluntad en la tierra como se hace en el cielo, pues sin Él sé que eso sería imposible. Por tu Espíritu descubro donde está lo que necesito para alimentar mi felicidad, como mi inteligencia me enseña que debo comer para mantenerme sano. Por tu Espíritu sé que son perdonados mis pecados, y sé que aprendo a perdonar si escucho su voz y no le doy con la puerta en las narices. Gracias a tu Espíritu puedo verme libre de toda tentación porque me hace fuerte frente a ella. Gracias a tu Espíritu el maligno no puede dominarme y puedo liberarme de sus oscuras manos. Es imposible orar con el Padre Nuestro y que este pueda cumplirse hoy si el Espíritu no está. Pues sólo cuando el Espíritu está sobre nosotros vemos como hoy y cada día de nuestra vida se cumplen la Escrituras.
0. La sensación de que nos encontramos ante una suerte de manta “retalera” nos asalta cuando estudiamos algunos libros del Antiguo Testamento. Pues es fácil descubrir los saltos y las costuras que existen entre relatos y fragmentos de distinto signo, realizados en épocas diferentes.
Se acostumbra a pensar que hay un relato de la creación en la Biblia, los que han estudiado un poco sobre las Escrituras, saben que eso no es cierto. No solamente no hay uno sino que hay varios y de diferentes épocas. El de los siete días con el que se inicia el génesis, curiosamente no es el más antiguo. El más primitivo es el de Adán y Eva, y el mismo autor pone de manifiesto que sabe que está contando un cuento y lo pone en claro a poco que hagamos una lectura continuada del relato al completo. Luego está el que apela a la creación ex nihilo en el libro de los macabeos, y algunos por este estilo situados los libros sapienciales. Incluso en los salmos. En el Nuevo Testamento también encontramos algunos en los himnos citados por Pablo en sus cartas, o el maravilloso prólogo del Evangelio de San Juan y en el apocalipsis.
Es curioso como no se elimina ningún relato. Sino que se solapan. Son distintas visiones de épocas diferentes. Y cada una aporta algo que la anterior desconocía, o simplemente que se podía completar y mejorar. En el Antiguo Testamento, salvo las que vinculan el papel de la Sabiduría en la creación del mundo, que ya el relato de los 7 días había llamado “el Espíritu de Dios que alienta sobre el Caos”, no permiten descubrir el enfoque Cristológico de ese momento crucial, cosa que los relatos neotestamentarios si permiten y explican. Cierto que tampoco lo excluyen, y que la promesa hecha a la serpiente en el relato de Adán y Eva, permiten pensar en María. Pero es lógico considerar que en esos relatos el lugar y papel de Cristo quede, no excluido, pero sí oculto. En cambio en el libro del Apocalipsis, sobre la base del profeta Daniel, se hará tan manifiesto, que a Jesús no se le llamará ya Verbo como en el Evangelio sino Alfa y Omega, el principio y el fin de todo.
De modo que hay una evolución gradual en la comprensión de la creación a lo largo de los siglos. Las nuevas lecturas del mismo hecho desde nuevas perspectivas es lo que se conoce en el Antiguo Testamento como “deuteronomía”. De modo que la biblia no es un todo orgánico y cerrado como se ha pensado, un bloque, sino una historia viva que avanza en la comprensión de Dios conforme Éste va revelándonos su misterio y, por supuesto, conforme el ser humano va siendo capaz de entenderlo. Isaias y Jeremías son muy expresivos en este tema. Pues a veces nos hacen ver que lo que anteriormente se dijo debe ser replanteado y revisado porque se ha desnaturalizado por el tiempo y las conductas de sus paisanos. Debe ser totalmente renovado. Jesús lo dirá con su conocida frase “habéis oido que se os dijo pero yo os digo” y con sus frecuentes citas a que el Espíritu nos irá ensañando todo lo necesario a lo largo de nuestro caminar a su lado porque muchas cosas no las podemos entender aún.
La evolución en la comprensión de lo revelado no está reñida con la fidelidad a lo que ayer se nos dio a conocer. El paisaje no deja de ser el mismo, cuando nuestra mirada se fija en él desde distintas perspectivas. No es lo mismo ver el paisaje a ras de suelo que desde la cumbre en lo alto de la montaña. No cambia el paisaje, cambia nuestra perspectiva. Y a veces tenemos que cambiar falsas apreciaciones que nos habíamos hecho del paisaje, porque no teníamos una visión completa del mismo. Una visión global del paisaje es mejor que una visión parcial del mismo, más el paisaje no cambia en esa danza de impresiones en la que se ve introducida por nuestros esfuerzos de comprensión.
Por ejemplo, el relato de los 7 días supone una evolución respecto del relato de Adán y Eva. La tierra produce los vivientes, y no aparecen ipso facto y a la vez. Sino gradualmente. Además hombre y mujer aparecen a la vez, sin apelar a costilla alguna, y sin mancillar la dignidad de la mujer culpabilizándola del pecado original, o declarándola un ser secundario. La mujer es tan imagen y semejanza de Dios como el varón. Hay un cambio en la comprensión de las cosas, y así se refleja. Y nadie se rasgó las vestiduras por ello, quizás porque no se negó lo anterior sino que simplemente se cambió el punto de vista, y se profundizó en la comprensión del misterio. Eso permitió que se hiciesen cuentos anejos a la Biblia sin formar nunca parte de ella, precisamente para combatir los defectos en los que se había incurrido partiendo de las lecturas anteriores. Un ejemplo de ello es el machismo. Uno de los cuentos narra que cuando hablaba Adán con Dios paseando por el jardín del Edén, éste le preguntó al Señor, por qué Eva era tan bella, y Dios le comunicó que deseaba que se fijase en ella, a continuación le preguntó porque la hizo tan tonta, y la respuesta divina no se hizo esperar: “¡PARA QUE PUDIERA QUERERTE A TI!”. Chistoso sí pero muy sabio. Del mismo modo se hizo una relectura de la cuestión de la costilla. Si Eva fue creada a partir de ahí es por cuatro razones: no fue creada de la cabeza porque Eva no es superior a Adán, tampoco es creada del pie porque no es inferior a Adán ni debe ser pisoteada, es creada a partir del costado porque es igual y debe ser protegida por el brazo que la rodea, y muy cerca del corazón porque ella debe ser amada. Ella es carne de tu carne y sangre de tu sangre. Es tu propia carne. Luego el Nuevo Testamento insistirá en esta misma idea. Este relato es más poético y hermoso. Pero ambos no se podrían haber planteado si no se hubiese incorporado una nueva tradición a la previamente conocida. Y Dios se sirvió de todo esa danza para hacernos crecer en su conocimiento y para liberarnos de las interpretaciones insuficientes e impuras que no habían acertado en la comprensión de la verdad. Dios no es nuestros teismos, y en las sagradas escrituras igual que podemos descubrir al Dios verdadero, podemos encontrarnos con los teismos humanos que nos hemos ido haciendo a lo largo del tiempo y que nada tienen que ver con el Dios verdadero. Todo eso, todo ese progreso en el conocimiento de Dios se ve en las Escrituras.
Así que leer la biblia es muy bueno, pero no lo es menos, tener en cuenta a que tipo de texto nos enfrentamos. Son muchas manos implicadas en un periodo de tiempo que casi abarca tres mil años. De modo que la inteligencia no puede estar ajena en la comprensión de los textos. Hacer lecturas literales y uniformes del texto no deja de ser tan estúpido como pensar que en la historia de la ciencia todo es igual de válido, ya sea el enfoque de Tolomeo que con sus datos pensaba que el sol giraba alrededor de la tierra o el de los antiguos terraplanistas, que lo que hoy los astrónomos nos enseñan, o que el criterio de los antiguos médicos y sus sangrías es igual de válido que el de los doctores actuales con sus medios tecnológicos y su infinidad de conocimientos. La ciencia no es un bloque monolítico, aunque sea un movimiento que pretende investigar, aprender y saber. Biblia es biblioteca. No es un libro, sino un grupo de libros. No es por eso comparable al Corán, que si es un sólo texto, vinculado a una sola pluma. En la biblia Dios se ha comunicado con muchas personas, y éstas lo han descubierto según sus luces, y han dejado un testimonio escrito en cada uno de sus libros. Y bien distintos que son unos de otros. Así que teniendo en cuenta todo esto, bien está que quien quiera se lance a conocer las Escrituras. Pero eso sí, no busques una colcha de una sola pieza, pues encontrarás una manta retalera, diversa y preciosa, donde el testimonio de muchas épocas estará muy presente.
¿Por qué se acaba con Cristo? Porque en Cristo Dios mismo nos ha dicho quien era. El es el Dios con nosotros, y por eso, una vez que ya se nos ha dado a conocer, no hace falta, escribir más. Su Espíritu es más que suficiente para que podamos ir descubriendo su voz, en cada nueva época. Si el Antiguo Testamento es una colección de escritos hechos por diferentes testigos de la luz, en el Nuevo Testamento, la luz misma que es Dios en Cristo toma la palabra y se nos a conocer hasta que muere el último de sus apóstoles. Por eso con ellos se cierra el ciclo. Y a partir de ahí nosotros a volar y a seguir descubriendo mil cosas con la guía del Espíritu, eso es la Iglesia, y en esos tiempos estamos.
0. Cuando escucho a algunas personas hablar en entrevistas de Youtube, siempre pienso que a Morín no le falta razón cuando afirma que simplificamos mucho las cuestiones y que por esa razón, por esa falta de respeto al pensamiento complejo, incurrimos con frecuencia en múltiples errores. Y conducimos nuestros razonamientos a puntos ciegos, donde si no somos capaces de superar nuestros propios límites nos incapacitamos para mirar más allá y descubrir nuevas vías de aproximación a aquello que queremos conocer.
Decir que la religión es un bálsamo inventado para consolar al chimpancé que somos y que se pregunta quien soy, que es esto que me rodea, y si hay alguien allá arriba, es una clara prueba de ausencia de pensamiento complejo en mi opinión, pues aunque sólo se pusiese como ejemplo, como tal, sería más bien ramplón.
Primero porque un chimpancé no es un hombre, y no hay porque culpar a los monos de la brutalidad humana, ya que en muchas cosas y casos son infinitamente mejores que nosotros, pues no saben ni por asomo que cosa sea el pecado original, ya que carecen del alto nivel de inteligencia y libertad que nosotros tenemos, pero que solemos usar para destruirlo todo. Un chimpancé nunca ha destruido la selva en la que vive. Y el humano es capaz de envenenar hasta el agua que se bebe. Un chimpancé no es un humano, por suerte para el simio. Un chimpancé no precisa redención, y el ser humano, sin ella, es mera frustración en movimiento, tras diversos instantes o períodos de pasión o placer de distinto tipo.
Segundo porque la triple pregunta se merece un respeto. Que no puede trillarse ni reducirse por la vía dogmática de afirmar que el universo es muy grande y nosotros somos nada y lo único que tenemos en nuestra alma es mera vanidad. Entiendo que los narcisistas reflexionen de esta manera cuando se vuelven cínicos, pero esta triple pregunta que se ha hecho gente muy sabia y muy grande: quien soy, que es todo esto y hay alguien más ahí, nos ponen ante el verdadero ser del universo, que no es una entidad hecha para humillarnos a los que al parecer sólo tenemos pretensiones de ser considerados el centro de todo. El mundo no es un escenario, donde yo artista actúo y me luzco, entiendo, que los cómicos lo interpreten así, o que lo haga también la gente del mundo televisivo. Pero discrepo. El universo es un misterio enorme, y curiosamente yo me percato de eso, porque la consciencia me visita por las propias características que el mismo universo me ha dado, que no son mías, que las he recibido, y descubro que yo soy con otros, y cuando digo otros, no solo hablo de humanos, sino de otros seres vegetales o animales, aunque sean chimpancés incapaces de preguntarse estas tres cosas, simplemente porque su configuración cerebral se lo impide. El simplismo ramplón y trufado de narcisismo cínico impide ver más allá, la globalidad del misterio, que de momento nos ha mostrado que capaces de asomarnos a su comprensión solo estamos nosotros, hasta nueva orden, mientras los hipotéticos ET no vengan a visitarnos, o los localicemos nosotros, para comenzar a exterminarlos, siguiendo el proceder anglosajón yanki cuando se encontraron con otras culturas mientras los “terraformaban” como parte de su particular emporio blanco que ahora tanto temen perder por el influjo de la inmigración galopante. Simplismo, ese es el problema. Falta total de pensamiento complejo.
En tercer lugar y en auxilio de esta forma de ver las cosas, no faltan autoridades intelectuales suficientes que se permiten cuestionar que puedan fundamentarse los derechos humanos filosóficamente de un modo solvente si no es apelando al mero pragmatismo que afirma, según su parecer, que sólo funcionamos bien cuando la convención humana “derecho humano” se respeta y no se pone en cuestión. El problema de tal mentalidad es que no comprende que dicho “bien” es cuestionado como tal por los que discrepan de lo que los derechos humanos exigen y suponen. Pues para sus detractores, la visión de bien que tenemos en occidente, es muy discutible, dado que según ellos, ese modo de ver el Bien es errónea y sólo trae problemas a los que pretenden ser felices. Pues para ellos la felicidad supone un Status quo donde los derechos humanos tal como occidente los entiende son un estorbo para construir estados de felicidad solventes para los individuos. Dado que quizás ellos interpretan que no podemos aspirar a un grado de felicidad mayor que el de las hormigas o las abejas. Donde nuestra comprensión de la libertad humana, y los derechos y la dignidad que le son anejos, son un estorbo para lograr un adecuado bienestar social. Si China, Rusia o el islamismo integrista rechazan la definición y comprensión de los derechos humanos es porque disienten de nuestra comprensión de bien. Si renunciamos a una comprensión ontológica común del ser humano, que es lo que la postmodernidad pretende, es imposible ponerse de acuerdo en qué son los derechos humanos y la comprensión de la dignidad humana que le es aneja. La modernidad al matar a Dios no se percató de que asesinaba al par al ser humano, con toda su dignidad y sus derechos.
Sin duda que hay teismos que son enemigos de la dignidad y los derechos humanos. Pero eso no expresa que Dios sea enemigo del derecho humano o de la dignidad humana, sino que, simplemente, esa comprensión de Dios es criticable y francamente mejorable. A Cristo lo mataron por afirmar eso. Y eso simplemente deja claro que cualquier modo de ver a Dios ni es bueno, ni válido, ni tampoco respetable. Los derechos humanos, y la dignidad humana, han de comprenderse sobre la base del misterio como fundamento absoluto de todo lo que existe. Si no funcionamos bien sin derechos humanos es porque el misterio los exige. Porque nuestra comprensión como humanos trasciende su reduccionismo a mera condición animal. Somos personas. Y la persona humana lejos de ser una impostura intelectual de este homínido evolucionado que pretende ir más allá de su naturaleza, es un descubrimiento de que nuestra verdadera naturaleza personal emana del misterio que la constituye. Y no sólo eso sino que descubre que cada ente vivo en su propia situación es constitutiva de ser considerada y descubierta como persona, sea esta, humana, lupina, felina, avícola o vegetal. Es natural comprender que los distintos tipos de personalidad no son iguales. Son diferentes. Más no por ello son menores o menos valiosos. En este sentido la axiología juega malas pasadas, cuando se definen como antropocéntrica. Quizás haciendo una lectura libre de Heidegger deberíamos percibir que el absoluto de toda axiología ha de centrarse en el hecho de ser, en el hecho de existir como fruto del misterio absoluto en el que todo acontece. Si tomamos este punto de vista, superaremos el límite intelectual que supone privar de existencia a cualquier manifestación de lo que existe si no es en aras al bien común. ¿Habría que exterminar al ser humano como amenaza al bien común del planeta tierra? Hay humanos que lo piensan. Pero creo que esa no es la salida, sino replantearse el modo de ser humano sin necesidad de ser siempre la amenaza de destrucción de todo lo demás. Ya Julián Gómez del Castillo me enseñó que como humanos podemos ser amenaza o esperanza para el mundo. Amenaza de destrucción de todo. O esperanza de que todo pueda existir con una dignidad suficiente y asombrosa. Evidentemente la cuestión nos insta a existir siendo esperanza. Ahí radica el quid para ser sabios evitando la necedad.
Por tanto y en conclusión, un chimpancé no se plantea estas cosas, ni puede, ni debe hacerlo. No se le puede exigir. A un ser humano sí, pues dispone de las capacidades para hacerlo. Por ello no creo que las tres preguntas que se le plantean hayan de ser consideradas “pretensiones soberbias de un homínido narcisista y absurdo”. Creo más bien que el misterio lleva al ser humano a plantearse estas preguntas en nombre del universo mismo, pues por pequeño que este humano sea, el universo le ha otorgado tal espacio y tiempo, le ha concedido su lugar trascendental para encontrar el significado de que seamos lo que somos y estemos donde estamos, o al menos que seamos capaces de contemplarlo para nuestra gozo y nuestro asombro. Sin nosotros a día de hoy el universo estaría mudo. Y gracias a nosotros, por lo que sabemos hasta ahora, el universo es palabra y personalidad, y eso implica una dignidad y un derecho. Que no me doy yo, sino que el universo mismo me otorga. El misterio que me hace existir me desvela como un ser único e irrepetible, aunque mañana pueda ser remplazado por otro. El cinismo no es la respuesta. El cinismo simplifica e ignora la complejidad del misterio mismo. Y por eso se equivoca. No pretendo convencer, pero sin duda, este modo de pensar y expresarse a mi no me convence de nada, aunque me pueda vencer mediáticamente. Youtube no puede sustituir mi capacidad crítica e intelectual, y aunque me enriquezca, muchas veces también puede equivocarme. Las voces más sonoras o famosas no siempre son el exponente máximo de verdad para mí. Por eso ayudado por Morin, y su pensamiento complejo, me revelo contra esta manera cínica y ramplona de ver el mundo y sus cosas, aunque tales ardides sofísticos vengan envueltos en culteranismos y no pocas gracietas ingeniosas de cómicos con un potencial creativo sorprendente. En su caso, el misterio se revela maravilloso, pero pudiendo aspirar a más, se queda en poco, dado lo que podrían aportar si no claudicasen ante la burda pretensión de un narcisismo frustrado. El cinismo nos aleja de la capacidad de sorprendernos ante la magnitud del misterio que somos. El cinismo es fruto de la simplificación y evita abrirse a un pensamiento complejo.
A modo de epílogo diré que del mismo modo simplificar la iglesia como una empresa que se encarga de gestionar los consuelos del chimpancé y describir al papa como el gestor principal de esa empresa, no deja de resultar una simplificación impropia de un pensamiento complejo. Ciertamente que a veces la película “Conclave” puede llevar razón más allá de su dramática sátira y su final precipitado o Woke. Pero para quienes estamos acostumbrados a oír los evangelios y contemplar a los apóstoles pelearse por los primeros puestos, no nos asusta ni escandaliza tal cosa. En todo caso sentimos el mismo dolor y decepción de Jesús, pero de ahí, a considerar a la Iglesia una empresa (lo que no quita para que a veces así pueda funcionar) y por ende deducir que Jesús fue el empresario originario, pues de pensamiento complejo no tiene nada y sí mucho de simplificación. Los procesos sociológicos de institucionalización hace mucho que están definidos y estudiados por los sociólogos, y su relación con el carisma fundante del partido, la Iglesia o cualquier otra institución humana también. Puedo comprender que se critique a la Iglesia por volverse una empresa, pero no acepto que se la describa sólo como eso. El pensamiento complejo de su realidad no me deja. Y la sociología que estudié en su momento tampoco.
Así que por favor, más pensamiento complejo y menos simplificación. Más Morín y menos frivolidad. Pues definirme como agnóstico no me convierte en más crítico, culto y sabio que nadie, pues después de todo como decía un querido amigo mío ateo: un agnóstico es un ateo en la práctica que no es capaz de gestionar sus razones para reconocer que vive como si Dios no existiera. No hay tal diferencia, entre vivir como si Dios no existiera y vivir creyendo que Dios no existe. Al final Dios no cuenta para nada. El juego de palabras expresa poco. Mucho ruido y pocas nueces. Mucha agua y poca sustancia. Un discurso se torna un caldo aguachado cuando no respeta la complejidad del asunto tratado y cuando despacha tal cosa con un conjunto de burdas simplificaciones. Más Morín, por favor, más Morín, y un poquito de Dilthey, pues después de todo, desde otra perspectiva, fue uno de sus precedentes, al que también podríamos sumar a Herder, como estudioso de la cultura en su más amplio espectro. Más pensamiento complejo, por favor, y menos burdas simplificaciones.
0. Dios es quien hace que esta materia viva (y a veces boba que somos, materia viva y boba = Pedro), se torne por su Espíritu, algo que por sí misma no puede darse. Existir siéndolo Dios todo en ella. Lo que llamamos materia, en mi opinión, es la expresión de nuestra identidad en un universo espaciotemporal. Dicen que la materia es una suerte de vibración densa hablando en términos cuánticos. Y yo añado, que esa vibración densa está estructurada de una manera radicalmente distinta en cada ser que existe. Y que es esa estructura la que hace que la vibración densa que soy yo se torne un sujeto único e irrepetible. Y eso ocurre con todo. Por eso cuando por influjo de un entorno no eterno, la vibración densa que soy pierde su estructura llega un momento que mi identidad no puede acontecer en nuestro entorno espaciotemporal. Que esa vibración densa ahora desestructurada no la expresa. Eso es lo que llamamos muerte. En ese instante lo que acostumbro a llamar cuerpo, cuando realmente soy yo, existiendo aquí inmerso en el espacio y en el tiempo, deja de ser expresión de una identidad personal, pues está ya no se puede expresar en esa vibración densa degenerada en que se ha convertido por accidentes o enfermedades o traumas de otro tipo y que ha perdido su conformación con la estructura que me permite ser yo mismo. En ese instante, el cosmos que yo soy estructurando mi vibración densa de una manera única e irrepetible, se torna caos, porque yo no estoy, mi identidad se ha marchado de este universo espacio temporal, y al desestructurarse lo que queda es una vibración densa de otra naturaleza. Por eso no es correcto llamar cuerpo a lo que es simplemente un cadáver. Un cadáver no es un sujeto. Un cuerpo sí. Un cadáver es un objeto. Pero eso sí, precioso, como todo lo que pertenece a ese ser amado con el que hemos compartido la vida, y que en un momento deja de estar a nuestro lado. Es un recuerdo. Y por eso, por convocarlo entre nosotros de nuevo es un tesoro. Nuestro amor arde a su lado. No es la identidad con la convivíamos pero es su memoria, y la memoria revive lo que toca.
Una vez que la vibración sonora pierde su estructura y no es capaz de hacer posible que esa identidad se manifieste en la dimensión espaciotemporal, acontece lo que llamamos muerte. ¿Y ya está? ¿Esa identidad se desvanece en la nada?¿se acaban las matemáticas porque nadie las piense? No. Eso es la eternidad. Si bien esa eternidad es mucho más hermosa cuando alguien se da cuenta de que las matemáticas existen y goza con su lógica (más allá de esa tortura estúpida en las que las hemos convertido por un sistema de enseñanza cimentado sobre el craso concepto de examen tal como lo entendemos). Nuestra identidad no se desvanece si Dios está. Si su Espíritu es capaz de volver a convocar el cosmos que somos, cuando el caos ha hecho imposible que existamos en un contexto espaciotemporal. El Espíritu que sobrevolaba el caos, dio lugar al cosmos. Y eso es lo que hace posible la transfiguración de nuestro ser. La Resurrección por lo que sabemos es nuestra identidad estructurando nuestra existencia en el mismo ser de Dios. La Resurrección hace que esta vibración densa estructurada que somos exista más allá de un contexto espacio temporal. Y eso nos resulta tan difícil de entenderlo, como al niño que está en el vientre materno, le resulta imposible poder imaginarse el mundo que hay fuera del vientre materno. Por eso cuando oigo a los teólogos debatir sobre los últimos me rio y digo: “teología ficción”, de lo que no se sabe, como dijo Wittgenstein, mejor no hablar. Todo el debate sobre el estado intermedio y otros temas teológicos, simplemente me resultan ridículos, baladíes, insustanciales tanto como debatir sobre el sexo de los ángeles.
Por eso cuando digo que creo en la resurrección de la carne, afirmo que creo en que la materia, en cuanto vibración densa estructurada que expresa mi identidad, acontecerá como ocurrió en el caso de Jesús resucitado, sin estar sujeta a las reglas del espacio y el tiempo, de un modo glorioso. El cuerpo espiritual del que habla Pablo en 1Cor15. Es importante no confundir por eso la huella perfecta del pie de nuestra persona querida grabada en la orilla arenosa del mar, con su propia persona. No resucitará esa huella sino la identidad que la ha creado. Y lo hará vibrando densamente estructurada pero de un modo distinto, sin espacio ni tiempo, así acontecerá nuestra identidad en el Eón futuro. ¿Como lo podemos entender? ¿Acaso fueron capaces de entender los discípulos de Jesús lo que vieron en el monte tabor?¿Acaso fueron capaces de ir más allá de lo que los relatos evangélicos y la carta de Pedro nos cuentan? Lo A-Racional no nos pertenece, y a veces, simplemente hay que ponerse frente a determinadas cosas que están más allá de nuestra comprensión y reconocer que no sabemos nada. Debemos aprender a habitar en el misterio y con el misterio. Cuando me defino un teista que lo sabe todo sobre todo, o un ateo que niega la existencia a lo que no resulta comprensible, simplemente manifiesto que soy un ser incapaz de convivir con la inseguridad y con la incapacidad de controlarlo todo que el reconocimiento del misterio me provoca. El agnóstico en cambio, aunque parece compatible con el misterio, en el fondo se niega a reconocerle al misterio el derecho de hablarle, y así pretende controlar un misterio que de suyo es incontrolable. El misterio es para valientes y no para cobardes que quieren tenerlo todo en su mano. Los que se cagan de miedo si no tienen las cosas atadas y bien atadas (sea como creyentes, como ateos o como agnósticos) se imposibilitan para afrontar la aventura inmensa que el misterio plantea. Así que transfigurarse es sintonizar con ese misterio, con esa nube parlante, que nos invita a hacernos sus amados y predilectos como Jesús. BASTA ESCUCHAR AL MISTERIO CUANDO NOS HABLA.