HOMILIA EN SU FUNERAL EL 18 DE ENERO DE 2025 EN LA IGLESIA PARROQUIAL DE SAN ANDRÉS DE MAZARRÓN
0. Cuando estaba en el seminario, durante el tiempo que el actual edificio estuvo en obras, vivía en el monasterio de los Jerónimos. En ese tiempo conocí a esta hermoso matrimonio, pues desde Cieza vinieron a vivir aquí a Mazarrón y ya se quedaron para siempre con nosotros. En ese tiempo, en las noches de primavera, cuando ya podíamos dormir con las ventanas abiertas, asistía todas la noches a un espectáculo impresionante y mágico. El ruiseñor cantaba en el silencio de la noche en plena huerta murciana. Creo que eso ya se ha perdido por desgracia. El ruiseñor con su maravilloso trino llenaba la noche de luz, iluminaba la oscura madrugada. Era una experiencia cercana al delirio. Es curioso como ese canto tan bello no perturba la paz reinante del tiempo de descanso. Con ese hermoso son, cual una nana, la dulzura se apoderaba de mi alma y el deleite sosegado acompañaba delicadamente mis sueños.
Maria Elisa era un ruiseñor. Lo fue toda su vida. La recuerdo con su guitarra en las manos formando coros. Su hogar que compartía con su amado José María, era un paraiso musical. Además su sonrisa franca y tierna, sus ojos nobles y un tanto irónicos a veces, sus palabras tantas veces luminosas y no exentas de simpatía y cariño sincero, hacían que su alma de ruiseñor se expandiese aún más. No supone eso que a veces no fuese un terremoto o que en más de una ocasión no te soltase su soniquete preferido para cuando tenía que expresarte su desaprobación, entonces te decía “tás tonto” o “tás bobo”. Nunca te decía que eres tonto, nadie lo es, pero todos somos capaces de hacer tonterías en más de una ocasión. Y eso ella nunca lo toleró sin hacertelo saber. Pero la dulzurá siempre se imponía a su aparente y transitorio enfado. Dulce ruiseñor. Eso has sido siempre. Un precioso y dulce ruiseñor. Tu Jose María eso lo supo siempre. Y creo que fue una de las cosas que más lo enamoró de ti. No me extenderé más en tu vocación de servir en las mil responsabilidades personales y eclesiales que has desempeñado hermana. Ya lo ha hecho por mí el monitor que te ha presentado al inicio de tu funural. Todo está dicho y muy bien dicho.
Si bien amigos, he de deciros a todos, que vivimos en un mundo que es un jugete roto. Un mundo que necesita ser salvado y al que Dios ha querido salvar en Cristo Jesús. Y esto es así porque nuestro mundo mata a los ruiseñores. Sí hermanos, primero los crucifica y luego los termina matando. Y eso ha pasado con nuestra amada Elisa. Pues esta mujer como María ha vivido lo que Simeón le profetizó. Una espada le ha atravesado el alma. Pues ella como su Cristo del Barco de Avila ha soportado mucho. Sus azotes empezaron en su tormentoso noviazgo con José María. Que fue hermoso, pero también duro y complicado. Y aún así no cejo en su empeño enamorado. No la asustaron los azotes aunque sí le doliesen. Los que conocemos los detalles sabemos muy bien de lo que hablo, así que no me extenderé más. Ella quiso renunciar al futuro profesional que podría haber desempañado y se dedicó por completo a su esposo y a su hijos. No digo que eso sea lo mejor ni lo más oportuno, que nadie me interprete mal, simplemente indico que es lo que ella quiso, pero estoy seguro que esas renuncias también le supusieron sus dolores porque las frustraciones aunque buscadas, no dejan de doler por ello. Cuando ya sus hijos volaron, pudo desempeñar por un tiempo su vocación de maestra y lo hizo estupéndamente. Esta mujer y su esposo nos dieron siempre una lección impresionante e imprescindible: el matrimonio es lo primero, y los hijos son sus frutos. Los hijos volarán. Más el matrimonio permanecerá. El amor de los esposos es la mejor herencia que un padre y una madre pueden dar a sus hijos. Yo soy hijo de divorciados y tarde 25 años en poder vivir lo que viví a mis 42 años. Un hijo que ve a sus padres amarse descubre que el cimiento de su vida es el amor de dos esposos, y eso es un regalo inmenso para un hijo. Cuando mis padres se reconciliaron en el lecho de muerte de mi madre, yo lo pude experimentar. Pero eso Pedro, Chema y Sergio mientras que estuvo con nosotros, lo habéis vivido siempre. Y eso es un tesoro maravilloso que nunca debéis de olvidar. Pues sois hijos de una historia de amor preciosa. La Vida de Elisa siguió junto a José dando amor a los suyos y a muchos otros. No mucho después y siempre sin dejar de trabajar en su oficio y en su parroquia incansablemente, tuvo que soportar la muerte del hombre que más amaba, su esposo José María, que se fue muy pronto de su lado por una enfermedad repentina que le condujo a la muerte. Allí la vimos apretar sus labios y sus dientes, y mostrar su fortaleza, idéntica a las murallas de su amada Avila. Esta juglar tenía corazón de castillo. Como la hija de Castilla que ha sido siempre. Cristo era la argamasa que unía las piedras de su fortaleza. Esos fueron los clavos que la unieron a su cruz particular como el Cristo que pende en el madero en su amado Barco de Avila. No mucho tiempo después una terrible lanzada le abrió el costado y le destrozó el corazón que le quedaba vivo, la muerte de su hijo mayor Sergio en un accidente de circulación, el desgarro brutal del alma de su querida nuera Juani, y el llanto de sus nietos Martín y Elisa convertidos por la vida en huerfanos de padre, demasiado pronto, le provocaron esa terrible herida y que de su costado abierto brotase sangre y agua, para nunca más cerrarse. Ese macabro manantial no se ha secado jamás. Sus labios apretados y su entereza sincera, siempre me hicieron pensar que terribles tempestades emocionales explotarían tras sus nobles murallas. Ayer hablando con Juani, Manoli y Mariana, conveniamos que eso proceso al final se la ha ido llevando de nuestro lado. Después vino su progresiva degradación no exenta de grandiosa dignidad, pero nuestro amado ruiseñor estaba herido de muerte, y al final su corazón no ha aguándo más, y la voz del ruiseñor ha sido silenciada. El calvario es un lugar donde mueren los ruiseñores. Este mundo roto mata a los ruiseñores, y hoy, la huerta vacía y silenciosa, perdida su melodia primaveral, hace que nuestros sueños se tornen en pesadillas. Os lo he dicho hermanos, vivimos en un mundo que mata a los ruiseñores. No seamos ingenuos.
Ante esta situación, a mi querido Chema, su hijo, le dije ayer: “Acuerdate de Jesucristo resucitado de entre los muertos, si con el morimos viviremos con Él, si con el sufrimos reinaremos con Él…”. Emaús es mi respuesta a un mundo que asesina ruiseñores. Somos los caminantes de Emaús, hoy lo somos más que nunca. Nuestro corazón está atravesado por el dolor y la decepción. Estamos cerca de perder toda esperanza, desanimados. Han matado a nuestro ruiseñor. Por ello siempre en este trance me vuelvo a las Escrituras. Porque sé que en ellas alienta la voz de Jesús el Señor resucitado. Me cuesta verlo a primera vista, pero entonces con su voz, tras oír mi corazón, se acerca a mí, y me habla. Hace arder mi corazón en medio del sufrimiento. Me llena de esperanza. Me resucita. Me pone en pie. Y me hace caminar. Volver a la vida. Me hace de nuevo coger el toro por los cuernos. Me llena de fortaleza. Ayer y hoy me ha pasado. Los miembros de las comunidades no deberías dejar pasar hoy la palabra que se nos dirigió ayer y se nos dirige en este domingo que nos disponemos a celebrar.
Ayer Hebreos nos invito a buscar entrar en el descanso del Señor. Y esa palabra me dió la clave de lo que hoy sucede. María Elisa descansa. Se ha acabado la cruz. Se han acabado las soledades, las angustias, las indiferencias, las injusticias, los llantos, las tristezas, los dolores y los sufrimientos, las agonías. Se ha acabado el Vinagre de la vida. El viernes santo ha pasado. María Elisa descansa de su calvario. ¿Acaso el descanso del que habla Hebreos es la nada que la muerte nos ofrece?. Yo no creo en el nihilismo ni en el mundo que lo predica. Ni se me ocurre escucharle y darle credito alguno. Entonces ¿cual es ese descanso? ¿cual es su naturaleza? Isaias hoy nos lo explica con su poética visión.
Hermanos “por amor de Sión no callaré”, “por amor de Jerusalén no descansaré”, pues hoy rompe la aurora de la justicia de Dios sobre Maria Elisa eclipsando cualquier tiniebla, hoy llamea la salvación de Dios sobre ella como una antorcha y expulsa toda oscuridad de nuestras vidas. Hoy Maria Elisa ve la justicia de Dios, hoy ve su gloria, hoy Dios le ha dado un nombre nuevo para su nueva vida eterna, un nombre que ella ha oido pronunciar por la boca del Señor. Maria Elisa es hoy corona fúlgida en la mano del Señor, hoy se ha convertido en diadema real en la palma de su Dios. Ya nunca será abandonada, ni su alma será devastada, hoy es llamada por Dios “mi predilecta”, y hoy vuelve a ser desposada, porque el Señor hoy la prefiere y su vida volverá a tener esposo. Hoy como una joven se desposa con su esposo, ella será desposada por su constructor que la glorifica. María Elisa disfruta hoy de las bodas del cordero en compañía de su José María y de su hijo Sergio, y de otros muchos que han sido suyos y que se fueron antes. Hoy amiga Maria Elisa, como se regocija el marido con su esposa, se regocija tu Dios contigo.
Quizás os sorprendan mis palabras, incluso es posible que os causen estupor y que incluso no me creáis. ¿Que le cabe esperar a este pecador que hoy desempeña ante vosotros el oficio de angel del Sepulcro y os invita a no buscar entre los muertos a la que vive?. Fijáos he decido cantar el Evangelio de Lucas hoy, durante los primeros momentos de la misa. No soy neocatecumenal pero he aprendido a cantarlo oyendoos a vosotros en algunas ocasiones. He oido su voz en mi conciencia diciendome no “seas bobo” y canta el Evangelio con ese torrente de voz que Dios te ha dado. Y así lo he hecho. Y soy consciente de cual puede ser vuestra respuesta pero no me importa. Mi ruiseñor resucitado hoy canta las alabanzas en el Reino de Dios transfigurada. Y por eso os lo proclamo. Es importante que no olvideis hoy que somos los caminantes de Emaús, que nos han explicado nuestra vida con las Escrituras que nos han sorprendido sin que nadie las haya programado previamente. Que nos han hecho arder el corazón.
Por eso me ha gustado tanto el canto de entreda que habéis interpretado, “Que amables son tus moradas”, ella como un ruiseñor lo cantó hace catorce años, en esta iglesia de San Andrés en Mazarrón, el día que enterramos a mi madre. Hubo un curita que la criticó al verla subir con su guitarra, diciéndo ¿a donde irá esta kika? ¿a qué viene este canto?, recuerdo que yo le dije que: “Está aquí porque yo presido la misa funeral de mi madre, y quiero que lo cante”. Ya sabéis hermanos kikos que hay curas que no os quieren, pero no todos somos así, ¿pero qué queréis?, ¿qué esperáis? Si al leño verde lo trataron como así, no creo que vosotros esperéis llegar al cielo sin tener clavada al menos una espina de su corona en vuestro culo. Creo que al final se dejó el oficio de cura, os contaré un chiste, “yo creo que el Señor lo castigó” jajaja, perdonadme la maldad. Mi Maria Elisa en cambio no se arredró. Este ruiseñor al que hoy sepultamos, cantó como los ángeles y consoló mi corazón. Porque ese salmo expresa lo que estaba viviendo mi madre y expresa a la perfección lo que hoy vive ella.
Así que cantadlo de nuevo conmigo, con fuerza hermanos porque si vosotros no lo hacéis, cantarán las piedras y Kiko os tirará a todos de las orejas por timoratos. María Elisa hoy canta y para siempre: “¡Qué amables son tus moradas Señor, mi alma ansía y anhela los atrios del Señor…Dichosos los que vivimos en tu casa, cantando siempre tus amores, pasado el valle del llanto El lo ha cambiado en bendición, crece en mi camino su vigor, hasta llegar a Sión, mejor es un día en tus atrios que mil fuera de ellos, porque estar en el umbral de tu casa es siempre mejor que habitar en los palacios, pasado el valle del llanto, El lo ha cambiado en Bendición, siempre cantaré tus amores, Dichoso el que encontró en ti la fuerza y en su corazón decidió el Santo viaje. ¡Buen viaje amiga y hermana querida! ¡Buen viaje Maria Elisa!. ¡Canta ruiseñor, canta dulce ruiseñor, canta libre de toda cruz, canta liberada de toda muerte, canta María Elisa, canta eternamente!.
ORACIÓN EN EL CEMENTERIO: “Padre de Maria Elisa y Padre nuestro, que nuestra hermana Maria Elisa pueda santificar siempre tu nombre, que disfrute del Reino que tu nos has prometido en la compañía de los suyos, que se haga en ella tu voluntad de que viva eternamente, vida en plenitud, VIDA con mayúsculas. Que pueda comer del banquete de tu reino eterno el Pan de Vida y pueda saborear los vinos sagrados que brotan de tu amoroso costado. Perdona sus ofensas porque seguro que ella supo perdonar a muchos. No dejes nunca que en su camino hacia a tí se pierda presa de tentación alguna. Y libra su alma siempre Padre de las manos oscuras del maligno. Amén.”